El Oraciones De San Benito Abad Diario

2020-06-26

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oraciones de san benito abad

Desde ese entonces, fue ampliamente famoso por la red social cristiana, con lo que muchas personas acudían a , con el propósito de para pedirle una orientación espiritual o un sabio consejo. Su niñez se hizo en Nursia, y sus primeros estudios los cursó allí. Después lo mandaron a Roma con el objetivo laoracionasanpancracio.com de que se formara en Filosofía y oratoria. En Roma no se sintió a gusto por la manera de vida que llevaban los hombres que vivían ahí; una vida desorganizada y embrollada una manera demasiada libertina muy degenerada en la lujuria, en el goce desenfrenado sin ningún tipo de moral y se distanció de ese ambiente.

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Muy santo padre Benito Abad, maestro ermitaño, hombre justo, bondadoso y caritativo y fiel servidor de Cristo Jesús. Con tu espíritu inalterable y enorme promesa, eleva a Dios esta oración de liberación, a fin de que brinde su divina protección a este servidor. San Benito proviene de una familia de origen romano bastante rica.

Oración A San Benito Para Dividir

Hacia los años d.C el ensayo fracasó y algunos monjes trataron de envenenarlo. La leyenda cuenta que primero procuraron envenenar su bebida al ofrecerle una copa de vino envenenado, Benito rezó una oración sobre la copa y la copa se hizo añicos. Otro de sus milagros fue cuando un cura de la región llamado Florencio, movido por la envidia, decide envenenar su pan, cuando Benito rezó una oración sobre el pan envenenado entró un cuervo y se lo llevó. Al fallarle su plan de envenenar a Benito, Florencio intentó un nuevo plan que consistía en enviar algunas rameras para seducir a los frailes.

Para estar siempre bajo la luz y el cobijo del Padre, hagamos oraciones poderosas. San Benito de Nursia o «Abad» vivió entre los años 480 y 547. Fue quien creó a los benedictinos, una orden fundamentada en esparcir la autarquía, o sea , la autosuficiencia de las órdenes. Se organizaban con la iglesia basilical y el claustro. la reconocida Medalla de San Benito, la que siempre puedes llevar contigo y acompañada de la oración.

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¡Oh glorioso San Benito, que amaste el silencio, y no abriste la boca nunca a palabras ligeras y también impuras, a quejas, murmuraciones, y a juicios contra el amor al prójimo! Alcánzanos la felicidad de no decir jamás palabras impuras y contra la caridad, a perdonar y almacenar nuestra lengua de todo pecado. ¡Oh glorioso San Benito, humilde de corazón, que supiste desdeñar las alabanzas de los hombres! Alcánzanos la humildad, que amaste a Dios sobre todas y cada una de las cosas y le entregaste sin reservas tu corazón, consíguenos también el amor de Dios.

Sublime interceptor ante la Gloria de Dios, tú que escuchas el clamor de quienes de ti precisan y curas almas y reviertes males. Distancia de mí las maldiciones, las injurias, la envidia. Que por la intercesión de este siervo de Dios, humilde monje San Benito, tengamos la posibilidad lograr la paz interior siempre, sobre todo en aquellos momentos que intimidan con robarnos la tranquilidad del corazón. «En paz me acuesto y me duermo, pues solo , Señor, me haces vivir confiado». «Se queden de pie, ajustados con el cinturón de la realidad y vistiendo la justicia como coraza. Calcen sus pies con el celo para propagar el Evangelio de la paz». , que te guarde de inquietarte por algún cosa, y que te asista a presentarle cada petición a Él a través de la oración, con acción de gracias.

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Todos tenemos derecho a ser libre de alguna u otra manera de igual forma pasa en el mundo espiritual con las ánimas y los espíritus, pero modificando sutilmente la solución a estas situaciones que se muestran en nuestra vida diaria. Y sucedió que otros hombres, cansados de la corrupción de la región, se fueron a estos sitios deshabitados a rezar y a hacer penitencia, y al darse cuenta de la gran santidad de Benito, si bien él era más joven que los otros, le rogaron que se hiciese superior de todos ellos. El santurrón no quería porque sabía que varios de ellos eran gente difícil de gobernar y por el hecho de que en lo personal era muy exigente con los que querían llegar a la santidad y sospechaba que no le iban a hacer caso. Pero tanto le rogaron que al fin aceptó el cargo de superior. Con todos ellos fundó allí 12 pequeños conventos de religiosos, cada uno con un superior o abad.

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